jueves, 14 de febrero de 2013

Ahora los Papas al paro.

El hecho de que Benedicto XVI haya decidido dejar el papado es algo que en mi vida no he visto jamás.
Dicen que ya ocurría en tiempos de los romanos, más bien por supervivencia y cuando se había perdido el afán de sacrificio de los primeros cristianos. 
Todo el mundo prefiere la vida a que con los siglos lo canonicen. Más que nada, porque entonces no creo se hiciese muchos santos en Roma.
Precisamente hoy se celebra San Valentín, mártir por negarse a dejar de casar a las parejas según el rito cristiano. Es que el santo del amor era mucho santo.

Lo cierto es que sea por enfermedad o porque al señor Ratzinger le va más escribir cosas como que no había ni burro ni buey- que será cierto o no-, pero no te puedes cargar las tradiciones de un plumazo sólo por llevar traje blanco hasta los pies; o que va a resultar que los Reyes Magos venían de Tartesios, o sea, que eran andaluces, mire uzté.
Nuestro Papa siempre se ha caracterizado por ser un buen sucesor de Torquemada si siguiera existiendo la Inquisición.
Por suerte ya es historia.
Y aunque considero que es un erudito de la teología impresionante, todos los Papas han cumplido su función hasta el final.
Si los reyes lo de abdicar les resulta tan difícil, lo de ir al paro no es algo que se le pueda permitir a un pontífice sólo por sus desaciertos (y soy suave en mis palabras), o sus escándalos con el tema de su secretario de confianza.
Más bien es una escapada por todas las meteduras de pata de su pontificado.
Esperemos que el próximo sea más joven, más innovador y, porque no, sea un Papa negro.
Me lo pasaría en grande si fuese negro.
¡Qué golpe para los extremistas del Ku Klus Klan y los neo-nazis!
Bueno. A ver qué fumata tenemos cuando el mismo Papa en funciones decide también.

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